La exigencia y el esfuerzo del estudiante

Hace algunos días leyendo la prensa local me topé con un artículo escrito por Germán Ulzurrun que me impresionó bastante. El articulista reflexionaba sobre la recogida tan impresionante de calabazas que habían cosechado los alumnos de 1º de bachiller y lo achacaba al salto cualitativo y cuantitativo de exigencia que supone el paso de la ESO al Bachiller. Las definiciones que utilizaba para describir a estos alumnos no tienen desperdicio;”nietos de la Logse“,”hijos de de doña Abundancia”, “devotos de la Sacrosanta Play Station“, “forofos del Messenger“, “espectadores fieles de los dibus de la tele“. Son, al parecer, un producto típico de todos esos ingredientes sociologícos que, además conlleva según el articulista, un cierto espíritu refractario al esfuerzo que exige el estudio pausado. Son amigos del “Copy – Paste” o sea del control C – Control , o lo que es lo mismo, copiar y pegar sin apenas elaborar una sola idea. En la mayoría de los casos son alumnos que han superado la ESO de manera brillante sin apenas despeinarse y que de pronto se encuentran con un nivel de exigencia para el que no están preparados. Su reflexión tiene que ver con el papel que se le ha dado a la ESO. Según Germán, se le ha prestado tanta atención a las diversidades, que en vez de explicar y exigir para la media alta de la clase se ha mirado para lo que el llama el “semisótano“, donde se encuentran los menos trabajadores e interesados en aprender y a los que no se puede dejar desenganchados. Conclusión, con estudiar poco y a última hora se podía ir tirando. Consecuencia, batacazo al llegar una mayor exigencia (bachiller). Se desprende de sus reflexiones que la exigencia hay que comenzarla mucho antes para que ese salto, casi doble mortal, no se produzca.

La exigencia y el esfuerzo del estudiante

Hace algunos días leyendo la prensa local me topé con un artículo escrito por Germán Ulzurrun que me impresionó bastante. El articulista reflexionaba sobre la recogida tan impresionante de calabazas que habían cosechado los alumnos de 1º de bachiller y lo achacaba al salto cualitativo y cuantitativo de exigencia que supone el paso de la ESO al Bachiller. Las definiciones que utilizaba para describir a estos alumnos no tienen desperdicio;”nietos de la Logse“,”hijos de de doña Abundancia”, “devotos de la Sacrosanta Play Station“, “forofos del Messenger“, “espectadores fieles de los dibus de la tele“. Son, al parecer, un producto típico de todos esos ingredientes sociologícos que, además conlleva según el articulista, un cierto espíritu refractario al esfuerzo que exige el estudio pausado. Son amigos del “Copy – Paste” o sea del control C – Control , o lo que es lo mismo, copiar y pegar sin apenas elaborar una sola idea. En la mayoría de los casos son alumnos que han superado la ESO de manera brillante sin apenas despeinarse y que de pronto se encuentran con un nivel de exigencia para el que no están preparados. Su reflexión tiene que ver con el papel que se le ha dado a la ESO. Según Germán, se le ha prestado tanta atención a las diversidades, que en vez de explicar y exigir para la media alta de la clase se ha mirado para lo que el llama el “semisótano“, donde se encuentran los menos trabajadores e interesados en aprender y a los que no se puede dejar desenganchados. Conclusión, con estudiar poco y a última hora se podía ir tirando. Consecuencia, batacazo al llegar una mayor exigencia (bachiller). Se desprende de sus reflexiones que la exigencia hay que comenzarla mucho antes para que ese salto, casi doble mortal, no se produzca.