Está clara la táctica: ocultar la realidad para que parezca que las cosas no suceden. Es evidente que a la administración navarra le molestan los carteles, pancartas, camisetas de colores varios y demás medios de reivindicación que en los últimos tiempos han florecido por los edificios públicos. En lo que a mi profesión se refiere, puedo hablar sobre los institutos y colegios, aunque uno también se mueve por otras dependencias, tales hospitales, centros de salud, oficinas institucionales, etcétera. En todos estos lugares el personal que allí trabaja ha hecho manifiesta una realidad muy patente: los recortes económicos suponen una asistencia mucho más precaria (cuando no ha sido directamente eliminada) para todos. Esta evidencia es la que ahora quieren ocultar, recordándole al funcionario o trabajador público que su función “debe quedar desprovista de matiz alguno, no sólo político sino de ninguna índole, sirviendo a la pluralidad de la sociedad, por muy legítimos que puedan ser los intereses expresados, incluso si se refieren a aspectos sociales ajenos por completo a la crítica política o laborales”.
La norma que el Gobierno de Navarra se ha sacado de la manga está publicada en el Boletín Oficial de Navarra nº 223 de 14 de noviembre de 2012(http://www.navarra.es/home_es/Actualidad/BON/Boletines/2012/223/Anuncio-4/). Pretende así mismo regular las vestimentas de los empleados de la pública: “los uniformes y prendas de trabajo deberán mantener su integridad sin exhibición de ningún tipo de mensaje o grafismo ajeno a las mismas”.
Sinceramente, todas estas ideas y las que pueden leerse en BON arriba citado son una sarta de sandeces sin remedio. Querer tapar la boca de miles de personas que ven cómo su trabajo hacia los demás se ve altamente limitado es un ejercicio de sarcasmo y de estulticia que parece no tener fin.
Mi opinión personal hacia este asunto creo que ha quedado clara. Es más, considero que es mi obligación moral hacer saber a mis alumnos y a sus familias, los principales damnificados en mi profesión, cuál la situación real por la que todos estamos pasando. Y todavía más, me parece muy oportuno que adquieran el valor de la reivindicación como uno de los actos sociales y ciudadanos más importantes para las personas. Para ello cualquier medio o lugar empleado me parece oportuno y cuanto más visible mejor (las miserias, por mucho que quieran taparse, miserias son). Evidentemente, todo ello dentro del marco de la legalidad, o mejor aún de la moralidad. Parece cada vez más claro que desde “arriba” quieren una sociedad menos instruida, más aborregada, más dócil. Nada más lejos de mis valores.
Para cerrar esta reflexión quiero dejar algo que se me ocurrió al tiempo que leía el BON. ¿Estarán los Belenes, y otros símbolos religiosos, que se colocan en lugares bien visibles de los edificios públicos –incluidos colegios e institutos- sujetos también a esta norma?
Noticia, en La Vanguardia, relacionada con el asunto: “Los sindicatos llaman a los empleados públicos a colocar pancartas contra los recortes en sus centros de trabajo”.
Totalmente de acuerdo contigo, Rafa. A esto, simplemente, se le llama CENSURA y pensaba que era propio de otros tiempos y regímenes políticos, pero ya veo que esta supuesta democracia se parece cada vez más a una dictadura. Si con esta absurdez pretendían callarnos, creo que han conseguido lo contrario.
Saludos
Hola Rafa, no sé si te acordarás de mi, soy “Juan Eduardo” Esnáider, de la Universidad. Lamentablemente, esto también se lleva a cabo en Baleares http://www.elplural.com/2012/10/28/bauza-prepara-una-ley-para-amordazar-al-profesorado/ . Sé de buena tinta que en Aragón lo que les duele es nuestra arma del “intelecto”: esto es, por medio de Asambleas de centro, se informa a las familias, y les tiramos abajo todas las mentiras de la Administración, por lo que ya no pueden manipular. Lo que habría que ver si es constitucional o no esta medida, y si por algo se nos caracteriza a los docentes es por el ingenio: un comentario de texto de un texto informativo, una camiseta verde sin nada, pero verde, etc. Es imposible que nos callen, y lo saben (además de ser una medida de la época franquista)
Hola, Virginia! Me alegro mucho de volver a leerte.
Lamentablemente estamos ante una administración deleznable, primero nos dan por todos los lados y luego quieren callarnos la boca… Pero, al menos en esto, no podrán con nosotros.
P.S.: echo mucho de menos tus escritos en “Entre libros”…
Hola, Miguel Ángel, ¡claro que me acuerdo de ti, compañero!
Parece ser que la estulticia es contagiosa, jajaa. Se equivocan de pleno los gobiernos autonómicos de turno con medidas de este tipo. Si es cierto que les duele, en lugar de intentar taparnos la boquita, lo suyo sería que le echaran un par y no permitieran que lo público se vaya al garete… Pero, claro, su plan parece bien evidente: depauperar tanto la función pública que la única solución posible parezca privatizarlo todo.
Nos robarán sueldo y nos harán trabajar más, vale… pero callarnos, eso no lo conseguirán.
Un saludo !!!