Es obvio que una de las herramientas de trabajo de nuestros escolares, en bastantes casos la principal, en su futura vida laboral, va a ser el ordenador. Estos días de septiembre me parecía increíble que los alumnos suspendidos me entregaran sus cuadernos de recuperación con las actividades de repaso y refuerzo escritas a mano.
Incluso el comentario del libro, una novela de aventuras, en la mayor parte de los casos, estaba redactado en papel y con bolígrafo.
La simple utilización del ordenador – en nuestro Instituto no hay familia que no posea un ordenador y más de un 80% de ellas poseen conexión ADSL – hubiera mejorado sensiblemente los trabajos en presentación y corrección.
Si hoy resulta imprescindible, y así lo ha advertido la Comisión Europea, educar a los ciudadanos para acceder a los contenidos de las nuevas tecnologías, dado que quienes no sean capaces de interactuar en este entorno quedarán marginados, no digamos adolescentes y jóvenes que se convertirán en cuadros y técnicos del sistema.