La memoria y sus metáforas

El ordenador ha sido una de las metáforas más recurrentes para representar la memoria humana por parte de bastantes investigadores y estudiosos de las tecnologías. Sin embargo asemejar el cerebro humano y sus competencias a un sistema binario de bits, el “pensamiento calculador” del que hablaba Martin Heidegger, es desafortunado. Cualquier metáfora relacionada con el mundo botánico o zoológico, el árbol o la medusa, resultarían más apropiadas.
Uno de los experimentos más citados en el avance de las tecnologías cibernéticas fue el diseño y construcción del ELIZA ideado por Joseph Weizenbaum, un programa en que el ordenador sostenía conversaciones con humanos, e incluso, se contemplaron sus grandes posibilidades, como realizar labores terapéuticas con pacientes y enfermos psiquiátricos.
Conseguir una inteligencia artificial capaz de actuar y responder a los problemas de la forma que lo haríamos los humanos ha sido una de las quimeras perseguidas por los ingenieros y tecnólogos informáticos desde hace décadas.
El creador de ELIZA, Weizenbaum, reflexionó más tarde escribiendo que los ordenadores habían sido asumidos acríticamente en la postguerra por los gobiernos, la sociedad, haciendo de ellos una tecnología insustituible e irreversible, como antes lo fueron el reloj o los mapas, cuyo abandono sumiría a la humanidad en el caos.

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