Como he referido anteriormente las dificultades de los escolares ante el universo digital afloran en cuanto nos marcamos una tarea dentro de la clase. Así por ejemplo el de carecer del hábito de someter a un corrector ortográfico lo escrito, algo que para un escritor habitual es una de las ventajas del ordenador, porque le permite dedicarse a tareas más enjundiosas, como la adecuación y la coherencia del texto producido. O portar consigo un dispositivo USB, un “pincho” para guardar la tarea.
Sin embargo, no me parecen tan extrañas estas carencias… No hay que olvidar:
1º . Nuestros alumnos han accedido a internet por la puerta del ocio y el entretenimiento. Jamás se han planteado la elaboración de textos formales, sus necesidades han sido prácticas y de relación con amigos, colegas… 2º . Las competencias digitales se están desarrollando al margen y a espaldas de la escuela.