Una de las muchas y ricas aportaciones que la inmigración ha traído a una comunidad racial, cultural y lingüísticamente compacta, aunque haya que recordar la presencia desde siempre de dos lenguas autóctonas, euskara y castellano, es la convivencia entre lenguas.
Una empresa de traducción del barrio así lo ha recogido en un detallado cartel en su escaparate. Una muestra de esa babel lingüística que uno puede escuchar en las calles, a poco que aguce el oído:

Pamplona babel
Están censados 73 idiomas y anima a informar sobre cualquier otro que haya pasado desapercibido a los de esta empresa. Algunos son próximos, europeos, occidentales, como el ruso, el ucraniano, el alemán, el búlgaro, el portugués, aunque oírlos en la vieja Iruña todavía produzca asombro. Otros nos han venido procedentes de una emigración diversa y culturalmente alejada, el árabe, el berebere, el turco, el chino…
Hay un grupo finalmente cuyo nombre casi desconocido y con resonancias africanas ( y lo son en su mayoría ), como el kombé, el bulú, el batanga, el punjabi, el fula.., que si no fuera porque uno se ha tomado la molestia de informarse sonarían a guasa, al dato de un viandante bromista, pero que evidencian una convivencia, coexistencia quizás, de un universo babel en esta capital de un viejo reino.