Sí, desde junio tenemos nuevas palabras admitidas por la RAE. Algunas sorprendentes, creíamos que el uso común ya las había incorporado, pues no. No estaban incorporadas por la RAE. Por tanto, vivían en ese limbo que supone estar en boca de todos pero no en el diccionario.
Así, cito de memoria, “ugetista”, “pepero” – con todos los que hay -, “sociata”, incluso “okupa” era un término alegal. En este caso no creo que a los protagonistas les importara, aunque la definición se quede, a mi entender, algo corta: “movimiento radical que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados”. Bien por lo de deshabitados, claro, pero, ¿no se podía haber ido más allá señalando sus fines de denuncia de la especulación, falta de viviendas para jóvenes, etc.?
Se agradece la ampliación de acepciones para “tableta”, ahora “dispositivo electrónico con pantalla táctil y con múltiples prestaciones”, y la de “canalillo” para referirse a la concavidad que separa los pechos de la mujer como se muestra desde el escote. ¿Y si no hay escote? Por preguntar que no quede.
Desde las nuevas tecnologías estamos de enhorabuena porque por fin se admiten “chat”, “blog”, “teletrabajador”. Nos tomaremos un descanso en el teletrabajo del blog para hacer un comentario en el chat.
Y es que la comunicación, el idioma, el pueblo, siempre va unos añitos por delante de los sesudos tipos de la Academia.