Cerebrolatría

Pincha en la imagen y lee la noticia sobre una neurocientífica haciendo juicios como los siguientes: “El cerebro vive en un estado de perpetuo engaño”… “Lo difícil es no engañar al cerebro”… “Los  seres humanos no ven el mundo como es sino como quieren que sea”…, etc.

Podríamos decir que la Neurofisiología redefine la Idea clásica del cogito cartesiano en términos del Cerebro. Es el Cerebro el que reemplaza al alma transeúnte en los cuerpos de los chamanes, el cogito cartesiano, la apercepción trascendental…, para concluir a la manera de Wittgenstein y parafraseándole: “los límites de nuestro mundo son los límites del cerebro”; es decir, que “nosotros somos nuestro cerebro”.

La neurocientífica de la noticia de prensa ejerce esta idea. Pero nos podemos preguntar: si el cerebro nos engaña ¿cómo puede saberlo la propia neurocientífica? ¿Por qué no la engaña su propio cerebro cuando afirma que la engaña? Podemos aplicarle, parafraseándola, la “paradoja del mentiroso” de Epiménides. El círculo es bien claro: “Si mi cerebro me engaña, entonces no me engaña, porque afirmo que me engaña; y si no me engaña, entonces me engaña, según estoy afirmándolo aquí y ahora”.

Acabáis de terminar el trabajo de lectura sobre una obra que analizaba la ideología imperante en el ámbito de las neurociencias y algunas filosofías y psicologías, según la cual (en desafortunadísima expresión del premio Nobel Francis Crick), todas nuestras experiencias y conductas no son más que el comportamiento de un vasto conjunto de células nerviosas y moléculas asociadas. Todo esto envuelto en la espectacularidad tecnológica de las neurociencias y sus arrogantes cantos de sirena. Con la lectura que habéis realizado se trataba de tomar la distancia necesaria (recordad, la distancia que caracteriza a la Filosofía) para poder analizar teórica y críticamente esas posiciones, desvelando la pobreza conceptual que se encuentra en la trastienda de esta ideología apoyada en la ciencia. Buena parte de las neurociencias ha terminado defendiendo un reduccionismo cerebrocentrista según el cual todas las actividades humanas cuya explicación se resiste a un mecanicismo fisicalista encuentran al fin explicación barriendo el problema bajo la atribución de tal actividad a un cerebro homunculizado. ¿Por qué tal persona tomó tal decisión? Porque su cerebro tomó tal decisión. ¿Por qué la persona ve la vida de tal manera? Porque su cerebro percibe así los estímulos. ¿Por qué tal persona tiene tales sentimientos? Porque tiene activa tal parte del cerebro encargada de ellos. Ellos dicen que es ciencia, pero no es más que mala filosofía, ideología individualista y hallazgos tecnológicos sacados de quicio. Concluyendo, comprobamos una vez más que no hay escape de la filosofía, la cuestión es solamente si es buena o mala.

Como actividad complementaria al trabajo de lectura, y ahora que habéis adquirido ciertas coordenadas teóricas sobre el asunto, se os propone un TRABAJO VOLUNTARIO: este consiste en participar en esta entrada del blog, ofreciendo una opinión razonada sobre el tema. Sólo se valorará positivamente el trabajo si el comentario revela que se ha entendido la posición de la neurocientífica y el contenido de la lectura del libro trabajado, de forma que, se mantenga la posición que se mantenga, se ofrezcan las tesis rivales antes de decantarse por alguna de ellas. Podéis utilizar información complementaria que hayáis obtenido de alguna otra fuente.

4 comentarios en “Cerebrolatría

  1. Desde mi punto de vista, la magia y la ciencia como dice la autora del libro y neurocientífica Susana Martínez-Conde aprovecha que el “cerebro vive en un estado de perpetuo engaño” y aprovechapara desvelar realidades parciales e inmateriales y manipular la atención del espectador que lo hacen por ejemplo hacen a través del humor. La autora del libro tambien resalta el objetivo de intentar juntar neurociencia y magia con el fin de incrementar el conocimiento sobre los circuitos del cerebro que procesan la cognición y el funcionamiento del cerebro.

  2. Desde luego, el caso de este libro: Los engaños de la mente, supone un caso de cerebrolatría, reduciendo el alma a un puro resultado de la actividad cerebral, llegando a afirmar incluso que el mundo no es tal como lo vemos y que el cerebro nos engaña.
    ¿cómo podría ,cabe preguntarse,engañar un órgano disociado del cuerpo y por tanto incapaz de comunicarse con nadie? La respuesta es que al margen del propio cuerpo orgánico, se encuentra el sujeto operatorio, del cual son propias las operaciones de observar, valorar; por lo tanto el cerebro en sí mismo no tiene ninguna funcionalidad, además determinados sucesos fenoménicos son propios de los sujetos operatorios como tales y no de cerebros encerrados en cráneos.
    La realidad, no es otra que la que vemos, son construcciones que hemos desarrollado con el paso del tiempo, del aprendizaje, legadas de generación en generación…

  3. En mi opinión, esta noticia nos deja ver cómo es el cerebro realmente.
    Si nos preguntasen por ciencia y magia nunca diriamos que van relacionados, pero sí, los dos se complementan. Susana Martínez Conde explica en su libro el continuo engaño del cerebro y para ello utiliza la magia, algo que a casi todos nos gusta y nos llama la atención. En él asegura que “la magia la crea nuestro cerebro”, pues mientras vemos por ejemplo, en un auditorio, a un mago realizando trucos de magia, prestamos tanta atención a ello que el cerebro se introduce en un estado de fantasía o engaño.
    Lo que realmente se quiere explicar con todo esto, es que la realidad no existe tal y como nuestros ojos la ven ya que es el cerebro quien transforma la idea de verdad a su antojo.

  4. Un claro ejemplo de discurso pseudocientífico cerebrocentrista, donde particularmente abunda la postura del “mito del cerebro”, tomando forma mediante la falacia mereologica, es decir, atribuyéndole las cualidades de un todo; la persona, a una parte; su cerebro.

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