Animalismo y nazismo

En la Alemania nazi, en el III Reich, se promulgaron las primeras leyes de protección para los animales del mundo moderno. Se prohibía la vivisección, se daban cuidadosas modificaciones contra la caza y se sancionaba el maltrato animal. Los altos mandos del partido nacionalsocialista (nazi) alemán también eran vegetarianos, ambientalistas y protectores de la naturaleza. Por ejemplo:

PRIMERA LEY: De fecha 24 de Noviembre de 1933, es decir, muy poco después de que Hitler llegara al poder. Recibió el nombre de Reichs Tierschutzgesetz (Ley del Reich de Protección de los Animales) se basaba en una frase pronunciada por el recién estrenado canciller y con la que la nueva ley abría su texto al modo de cita: : “En el nuevo Reich no debe haber cabida para la crueldad con los animales”.

SEGUNDA LEY: Con fecha 3 de Julio de 1934 se amplía con la Ley del Reich de la Caza (Reichsjagdgesetz), que la limitaba: “El deber de un cazador digno de este nombre no consiste sólo en dar caza a la presa, sino también en mantenerla y cuidarla para que se produzca y se preserve una situación de la presa más sana, más fuerte y más diversificada en lo que a las especies se refiere”.

También se dio la la ley de protección de la naturaleza (Reichs-Naturschutzgesetz de 1935).

Los nazis vieron, por ejemplo, en los perros a seres casi tan inteligentes como los humanos, e intentaron enseñarles a ‘hablar’, a leer y a escribir. Incluso se hicieron experimentos para comprobar la telepatía entre un hombre y un can.

Hitler, un amante declarado de los perros, quería que estos animales aprendieran a comunicarse con sus amos de las SS, y apoyó la creación de una ‘escuela especial para perros’, que pretendía enseñar a hablar a los canes.

Según informa Daily Mail, los oficiales nazis reclutaron perros de toda Alemania y los entrenaron para aprovechar las señales que hacían con sus patas. De algunos se dice que eran capaces de imitar la voz humana –incluso que podían llegar a decir “Mein Fürher”-. Incluso, de un airedale terrier llamado Rolf, se dijo que era capaz de “escribir poesía”.

Los nazis esperaban utilizar a los animales para la guerra, para que colaboraran con las SS y para vigilar los campos de concentración.

El profesor del departamento de Medicina de la Universidad de Cardiff, Jan Bondeson, en su libro “Amazing Dogs: a cabinet of canine curiosities”, relata que en la escuela canina Tier-Sprechschule se intentaba convertir a los animales en “armas secretas”. Además, en Leutenberg había una “escuela de voz canina”.

Conviene recordar una anécdota que nos muestra a las claras qué era eso del nazismo. Heinrich Himmler asistió a una corrida de toros en España en 1940. El 19 de octubre de 1940 visitó España Himmler. Al día siguiente Himmler asistió a una corrida de toros en la Plaza de Toros de las Ventas. Toreaban Marcial Lalanda, Pepe Luis Vázquez y Rafael Gallito. Himmler le impuso condecoración alemana a Marcial Lalanda. “¿Qué la parece la medalla, maestro?”, le preguntó a Rafael Lalanda un subalterno. Contestó el diestro: “Está bien, pero donde se pongan dos orejas y un rabo y salir a hombros por la puerta grande”. A Himmler no le gustaron los toros. “Un espectáculo deleznable y extremadamente sangriento”. Salió horrorizado. Incluso sufrió un desmayo. Tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios.

CREER QUE LOS ANIMALES SON PERSONAS ES TRATAR A LAS PERSONAS COMO ANIMALES.

Schopenhauer, influido por el orientalismo (jainismo, budismo…) está entre los antecedentes filosóficos del animalismo nazi:

“El hombre no debe compasión (Erbarmen) a los animales, sino justicia.”

“Ni el mundo es una chapuza (Machwerk) para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad.” Parerga y Paralipómena, tomo II, § 177, p. 395 y 399 del vol. VI de la citada ed. de Hübscher)

También se pueden encontrar pasajes sobre el judaísmo en contraposición con la defensa de los animales:

“Los judíos son, según dicen ellos, el pueblo escogido de Dios. Es muy posible, pero difieren los gustos, pues no son mi pueblo escogido. Quid multa? Los judíos son el pueblo elegido por su Dios y él es el Dios escogido por su pueblo: lo que a nadie le interesa sino a ellos. El buen Dios, previendo en su sabiduría que su pueblo elegido sería disperso por el mundo entero, dio a todos sus miembros un olor especial que les permitiese reconocerse y encontrarse en todas partes: es el faetus judaicus (“hedor judaico”). Consideramos pues a la religión de los judíos como la más inferior entre las doctrinas religiosas de los pueblos civilizados, lo cual concuerda perfectamente con el hecho de que también es la única que, en absoluto, no tiene ninguna huella de inmortalidad.

La piedad, principio de toda moralidad, toma también a los animales bajo su protección. La pretendida carencia de derechos de los animales, el prejuicio de que nuestra conducta con ellos no tiene importancia moral, de que como se suele decir, no hay deberes para con los irracionales, todo esto es ciertamente una grosería que repugna, una barbarie de Occidente, que toma su origen del judaísmo. Es necesario recordarles a estos desdeñosos de los brutos, a esos occidentales judaizantes, que igual que ellos fueron amamantados por sus madres, el perro también lo fue por la suya.

Ojalá que todo pueblo que adora un Dios que hace de los vecinos “tierras de promisión” encuentre su Nabucodonosor, así como su Antíoco Epifanes, no guardando para él ninguna consideración”

Welter keine Umstánde mit ihm gemacht werde


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